
Luis Alberto Arce Catacora (Lucho Arce)|Sep 25, 2025 17:39
El 80 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas es un espacio de un momento histórico que nos invita a detenernos y mirar hacia atrás para recordar por qué nació esta organización y si dio los resultados que la humanidad esperaba después de dos guerras mundiales, en las que la lucha por la riqueza y áreas de influencia dejó millones de muertos, desplazados, y heridos.
La ONU se erigió sobre las osamentas de entre 50 y 70 millones de vidas que perecieron en el holocausto y la destrucción de naciones que quedaron en ruinas, no solo físicas sino también morales debido a la violencia que aplicó el fascismo, pero también el naciente imperialismo con el uso dos bombas atómicas.
Uno de los objetivos con que nació las Naciones Unidas fue no repetir la barbarie de la guerra. Hoy suenan los ecos de tambores de guerra en todos los continentes, se práctica el genocidio por la sola decisión de dos países de negarle el derecho a ser libre y soberano a un pueblo; se usan armas sofisticadas en clara señal de provocación contra un país soberano y se impulsa una mayor militarización de una región con la doble moral de lucha contra las drogas; y, en esa misma región, se mantiene un criminal bloqueo contra un pueblo y su Estado por el solo hecho de haber conquistado su plena independencia hace más de seis décadas.
Me he referido a todo este cuadro mundial para advertir que, a esta nueva etapa de intervencionismo imperialista, se le debe llamar por su nombre: neocolonialismo.
¿Qué hacer? Recurro a esa pregunta que se formulara uno de los estrategas más brillantes de la lucha por la emancipación del trabajo frente al capital, que hoy también, en el siglo XXI, es de la vida contra la muerte, para proponer lo siguiente:
1. La creación de una Comisión de Reparaciones por la esclavitud, el apartheid, el genocidio y el colonialismo en los países del Sur Global.
2. Convertir la Asamblea General de las Naciones Unidas en un órgano vinculante, para que sea la voz efectiva de todos los pueblos y no en el espacio de realización de la voluntad de los poderosos.
3. Declarar al mundo como territorio de paz e impulsar la desmilitarización hasta donde sea posible.
4. Una reforma profunda del Consejo de Seguridad que impida que uno o dos países tengan secuestrada la estabilidad mundial.
5. Avanzar hacia la declaración universal de los Derechos de la Madre Tierra.
6. Rechazar todo tipo de guerra comercial y trabajar por la disminución de las brechas económicas y sociales entre los países del capitalismo central y los países de la periferia.
El pueblo boliviano, a quien le hemos garantizado un tránsito democrático como no se vio en 28 años en nuestro país, estará vigilante y atento a los cambios que deben darse en las Naciones Unidas en procura de garantizar la Paz Mundial.(Luis Alberto Arce Catacora (Lucho Arce))
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